viernes, 25 de septiembre de 2009
No saber hacia donde correr. Desconocer el bien del mal, lo correcto de lo incorrecto, lo justo de lo injusto. Pensar una cosa para después hacer otra. Querer hacer algo, para después temer su hecho. Necesitar de la soledad con compañía, reír en medio del llanto, amar y odiar al mismo tiempo. Las lágrimas se secan, pero las heridas del corazón dejan cicatrices permanentes. No busco comprensión, sólo pido libertad. Pero no libertad para mi, libertad para los dos. La vida es demasiado corta y nos estamos preocupando por nubes pasajeras. Dejános volar
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Suspiros olvidados