Tus labios entreabiertos con un leve zumbido al respirar, tu cara sin gestos, todo tú dormido allí, después de la estampida de dos cuerpos y el amor. Tus pies descubiertos, tus brazos abiertos, tu ombligo, el universo todo en tí y yo me fumo tu aliento después de la batalla de dos cuerpos y el amor. En mis uñas hay rastros de tu piel y en tu piel hay sudor del compartido, ese sudor de sal que sabe a miel. Duerme, duerme que yo aun no sé si estoy soñando, se vino el cielo a este lugar mientras tu cuerpo aun está temblando. Duerme, duerme que seré el centinela de tus sueños...
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Suspiros olvidados