Enséñame tus manos
Enséñame tus manos,
abre las palmas que las veas
y ahora, dime si aún te queda
un poco de esperanza en ellas.
Enséñame tus manos, esas,
con las que nos acariciamos,
y hoy nos hacemos, tanto daño.
Tal vez porque para ti sólo soy un cero a la izquierda
y no hay manera de que multiplique mi cariño por tus ganas,
y nos den más que cero.
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Suspiros olvidados