La primer parte de un sueño cumplido. Me animé. Emprendí viaje, con la mochila a cuestas, con muchas expectativas y dejándome llevar. Y fui feliz. Y a pesar de haber vuelto, lo sigo siendo. Porque sé que voy a volver. Uno siempre tiene que volver a aquellos lugares que lo hicieron feliz. Conocí personas maravillosas, historias únicas e increíbles, paisajes que parecían pintados, eran perfectos. Imposible de captarlos tal cual como eran, sólo los ojos en vivo y en directo podían apreciar tal infinita belleza. Y esa belleza me la traje conmigo para recordarme día a día, que afuera de este mundo lleno de responsabilidades y obligaciones, hay una paz y una tranquilidad que me esperan cuando me decida volver a disfrutarlas.
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Suspiros olvidados