Jueves 5 de septiembre
Creo que en esto
sentimos igual. Tenemos
imperiosa necesidad de decírnoslo todo.
Yo hablo con ella como si hablara conmigo mismo; mejor aún que si hablara conmigo mismo. Es como si Avellaneda
participara de mi alma, como si estuviera
acurrucada en un rincón de mi alma, esperando mi
confidencia, reclamando mi
sinceridad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Suspiros olvidados