Siempre estoy extrañando algo o extrañando a alguien, lo he pensado mucho y me he
dado cuenta que es un aspecto característico en mí. Es una especie de melancolía permanente,
de nostalgia mejor dicho, de tener en mente siempre una exclamación que dice « ¡Todo queda
lejos! ». Recuerdo la vez en que le dije a ella que no me importaría llegar lejos con tal de que
eso la mantuviese cerca, obviamente, con llegar lejos me refería a irme consagrando,
creciendo, madurando, cambiando… Aunque una mejor manera de decir sería transformando
o mutando. Hay momentos en mi vida en que he pensado que no me hace falta cambiar, y
siento que eso en parte ha sido razón de haber cometido errores fatales.
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Suspiros olvidados