miércoles, 31 de marzo de 2010

- No me salía la sonrisa, sentí que no era yo.
- A veces las ganas se van. Pero siempre debes mantenerte sonriendo, así todos se preguntaran por dentro qué estas tramando.
- ¿Así funciona tu sonrisa?
- Es una de las más espantosas y hábiles formas de ocultar el dolor.
- ¿Y si alguien, en lugar de sólo pensarlo, te preguntara por qué siempre estás sonriendo? ¿Qué le dirias?
- Me reiría, y pensaría que posiblemente esa persona sea el amor de mi vida.

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Suspiros olvidados