lunes, 28 de abril de 2014

Tanto amor

Ha llegado tu recuerdo a desarmar mis horas, aprendí que en el silencio habita la verdad. Sólo vivir no me vale la pena si la vivo a solas, ya no sé qué decir. Si pudiéramos haber partido en dos esta soledad y el peso del dolor... Y si fuimos tú y yo... Todo por igual debería estar compartido el ardor de este frío. ¿Cómo tanto amor pudo hacernos tanto mal? No sé cómo encontrar un rincón en el mar para ahogar la mitad del olvido. ¿Cómo tanto amor pudo hacernos tanto mal? Me desnuda la razón imaginarte sola, deshojando el tiempo para no pensar. Mientras aquí, solo, me pregunto si no me arrepiento, ya no sé si es así. Si pudiéramos haber partido en dos esta soledad y el peso del dolor. Sólo fuimos tu y yo... [...] ¿Cómo tanto amor... Tanto amor... Pudo hacernos tanto mal? A ti, a mí, a ti, a mí...
- You remember that guy who loved you and you had that great romance with? It's me.

lunes, 21 de abril de 2014

Utopía




Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos. Camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Por mucho que yo camine, nunca la alcanzaré. ¿Para que sirve la utopía? Para eso sirve: para caminar.

Una habilidad especial





Posiblemente me quisiera, vaya uno a saberlo, pero lo cierto es que tenía una habilidad especial para herirme.

Just smile

You'll find that life is still worthwhile, if you just smile.

sábado, 19 de abril de 2014

Catarsis de un feriado no convencional

Cientos de sensaciones y sentimientos encontrados. Y es increíble como todo se desordena con un simple "Hola". ¿Simple? Si fuera simple quizás hubiera tenido la oportunidad y la suerte de leerlo antes. Pero llegó y lo leí un viernes feriado a las 6 y media de la mañana. Sí, estaba despierta. Y probablemente pienso en lo afortunada que fui al estarlo. Y de pronto se me viene a la cabeza La ley de atracción y creo una vez más que de verdad tiene que funcionar. Que el hecho de estar pensándote y extrañándote de alguna forma hizo que me escribieras. Y no digo que también me extrañes o me pienses en la forma en la que yo lo hago. Sino que simplemente por alguna extraña razón te atraje hacia mí, de tanto que estás adentro mío.

- Me escribís un feriado a las 6 y media de la mañana para preguntarme cómo estoy? 
- Te escribo un feriado a las 6 de la mañana porque evidentemente quería saber de vos. 

Saber de mí. Y de nuevo vuelvo a tener esas opuestas sensaciones de enojo y alegría. Y el pecho gritando fuerte. Y enojo porque, al igual que el mensaje pidiéndome perdón y que me enviaste hace una semana atrás, lo esperaba, lo anhelaba con todas mis ansias. Pero antes. Esperaba tanto. Y a la vez muy poco. Pero antes. Y los días pasaron y me fui resignando, fui haciéndome la idea que si las cosas se habían dado así fue porque así tenían que ser y porque en cierta medida eso era lo que merecía. Y sí, las cosas acaban, como empiezan terminan y como terminan duelen. Y a mí no sólo me dolía el terminar sino el modo de cómo fue ese punto final. Y desconocerte, escucharte y leerte y no poder reconocerte me dolía más que cualquier otra cosa. Y alegría, porque siempre mejor tarde que nunca. Porque a pesar del resentimiento pude comprender la buena intención, tanto de las disculpas en un primer momento, como el querer saber de mí en un segundo. Y el sentirme un poquito entendida. Porque yo siempre quise y quiero saber de vos. Y de nuevo La ley de atracción.

- Nunca dejé de preocuparme por vos 

¿Por qué? ¿Por qué te empeñaste en mostrarme exactamente lo contrario? Admito que me cuesta imaginarte así después de todo lo último. Y puedo imaginar que quizás en el intento por alejarme, exitoso por cierto (física, no así sentimentalmente), te desconocí. Y no reconocer a quien le entregaste tu vida tanto tiempo es desilusionarse también de uno mismo. Y desconocerte fue lo más injusto y triste que me tocó vivir.

- Te pensás que no te extraño o no te necesito? 

Y acá despiértenme que aunque caiga al volver a la realidad, elijo siempre la verdad. Y no es que me hago ilusiones. Supongo que después de tantas cosas, tantos momentos y tanto tiempo lo más normal es sentir eso. Pero en estas semanas larguísimas creí que en vos justamente era distinto. Y eso es lo que me hace creer estar soñando. No el hecho de imaginar un recomienzo, sino el ver que no perdí todo lo lindo que vivimos juntos. Porque cuando comprendí que te había perdido, con vos se fueron las alegrías sentidas. Como si además de saber que no íbamos a pasar más tiempos como esos, que en definitiva puede pasar en cualquier pareja o intento de pareja cuando deciden finalizar la relación, lo lindo que ya habíamos disfrutado ahora se convirtiera en exactamente todo lo contrario: una desdicha que me hacía recordar todo lo que fuimos pero que no teníamos que haber sido. 
Y escucharte. Y hablar como si nada malo hubiera pasado. Así de irónico y paradójico todo. Y para agregar más ironía a la situación, la posibilidad de vernos. Invitación que en un principio rechacé, y decisión de la cual después me arrepentí. Porque uno siempre se arrepiente de los "no" dichos, de lo que no hacemos por miedo o por dudas. Y muchas veces también nos arrepentimos de lo que hacemos, pero lo vivido es experiencia y es lo que te desarrolla como persona. Y con vos desarrollé mi persona insospechadamente. Destaco el reconocimiento de nuestros errores y el poder hablar como quizás muchas veces no pudimos. Si bien quedaron temas pendientes, estoy satisfecha y orgullosa. De vos y de mí. Logré dejar mi orgullo, dolor y resentimiento de lado, lo malo atrás y el entendimiento delante. No te juzgo, en realidad nunca lo hice, nunca juzgué lo que pasó sino el cómo, pero a veces a uno se le va de las manos la situación y quedamos desbordados. Y cómo voy a juzgarte si hablando de errores me llevo el primer premio. Lo experimenté como un karma, lo que cosechas algún día crece y te tenes que hacer cargo. Y aprendí que de alguna forma la vida me estaba devolviendo lo mismo, y que si eso que estaba recibiendo no me gustaba (no sólo no me gustaba, me dolía), la que tenía que cambiar su forma de actuar no era ni más ni menos que yo misma. Y te agradezco la enseñanza. El poder entender qué nos pasó me está haciendo crecer y madurar de una manera increíble. Si bien el último mes que compartimos juntos me noté una gran mejora, aun hoy no dejo de estar emocionalmente inestable y puedo comprender que si no logro llenarme y hacerme feliz yo misma, no puedo ser feliz con alguien más. Porque por culpa de eso, vino mi dependencia hacia vos y las exigencias y reproches que no pudiste afrontar. Y con razón. Y si siempre fui independiente, ¿por qué tenía que tenerte para poder ser feliz? Comprendí el agobio y me hago cargo.
Después de todo este mea culpa sólo me queda pedir porque podamos seguir así, sin rencores y pudiendo saber del otro, sin confusiones. Porque donde hubo tanto no sólo quedan cenizas, y en mí particularmente está todo a flor de piel pero elijo tenerte un poco cerca, en la medida que pueda, porque te quiero, y no para mí. Quererte es querer que estés bien, que seas libre y que seas feliz. Siempre te deseo lo mejor.

Cuánto te quise



"Alcanzó a reconocerla en el tumulto a través de las lágrimas del dolor irrepetible de morirse sin ella, y la miró por última vez para siempre jamás con los ojos más luminosos, más tristes y más agradecidos que ella no le vio nunca en medio siglo de vida en común y alcanzó a decirle con el último aliento:
- Sólo Dios sabe cuánto te quise."

Por siempre Gabo, infinitas gracias!

"Dile que sí, aunque te estés muriendo de miedo, aunque después te arrepientas, porque de todos modos te vas a arrepentir toda la vida si le contestas que no."

miércoles, 16 de abril de 2014

Crónica de la ciudad de Montevideo

... queriéndose sin decirlo y abrazándose sin tocarse.

Y sin mirar atrás

"Te quiero mansamente, entre las sombras de las falsas ilusiones. Te quiero como para leerte cada noche, como mi libro favorito quiero leerte, linea tras linea, letra por letra, espacio por espacio. Te quiero para tomarte de la mano bajo el firmamento y mostrarte los te amo escondidos entre las estrellas. Te quiero sobre las hojas de otoño, hablando de nada pero a la vez de todo y en un arranque de locura beber tus lágrimas mientras desfallezco en tus labios. Te quiero para buscarte entre las frases no dichas, entre los pensamientos enterrados, entre las maneras complicadas quiero encontrarte y después no dejarte. Te quiero como para llevarte a mis lugares favoritos y contarte que es ahí donde me siento a buscarte en la niebla de miradas que no son tuyas pero aun así te busco. Te quiero para volvernos locos de risa, ebrios de nada y pasear sin prisa por las calles, eso si, tomados de la mano, mejor dicho del corazón. Te quiero como para sanarte, y sanarme, y sanemos juntos, para remplazar la heridas por sonrisas y las lagrimas por miradas en donde podremos decir más que en las palabras. Te quiero por las noches en las que faltas, te quiero como para escuchar tu risa toda la noche y dormir en tu pecho, sin sombras ni fantasmas, te quiero como para no soltarte jamás. Te quiero como se quiere a ciertos amores, a la antigua, con el alma y sin mirar atrás."

La manera que tiene el mundo




Eres la manera que tiene el mundo de decirme qué bonita es la vida.

¿Esperar viene de esperanza?

Odio esperarte, amor. Me odio esperándote.

Y no me llevó a mí.




Ella dijo que se iría y se llevaría todo lo que fuese de ella, y en efecto, se fue, y se llevó todas sus cosas, todo lo que era suyo. Se llevó todo. Y no me llevó a mí. Y yo era suyo.

INTRAMUROS (el complementario)

La única ventaja de este tiempo baldío es la posibilidad de madurar, de ir conociendo los propios límites, las propias debilidades y fortalezas, de ir acercándose a la verdad sobre uno mismo, y no hacerse ilusiones acerca de objetivos que uno nunca podría lograr, y en cambio aprontar el ánimo, preparar la actitud, entrenar la paciencia, para conseguir lo que algún día sí puede estar al alcance. A tal punto se atina, en estas peculiarísimas condiciones, a ahondar en el análisis, que me atrevo a confesarte algo: si bien no puedo hacer un plan quinquenal de mis pesadillas, sí puedo soñar despierto y por capítulos. Y así voy desgranando, desmenuzando, lo que quise y lo que quiero, lo que hice y lo que haré.

domingo, 13 de abril de 2014

Esa hermosa costumbre

Que no se pierda esa hermosa costumbre de mirarnos fijamente hasta que uno de los dos se ría.


Hay días en que la recuerdo y me pregunto: ¿Qué estará haciendo? Hay noches en que la extraño y me pregunto: ¿Qué me estoy haciendo?

jueves, 10 de abril de 2014



Usted debería acompañarme a caminar en este nosotros que llevo por dentro.

Jueves 1° de agosto

De todas aquellas manos, la suya era la única que transmitía la vida.

domingo, 6 de abril de 2014

Carolina

Se llamaba Carolina, y era tan dulce como aquella canción de Neil Diamond. No era la más guapa, pero era de esas que te inspiran las poesías más bonitas. Porque no importaban de qué color eran sus ojos, sino sólo que, cuando te miraban, tenías la sensación de estar a diez mil kilómetros de los problemas. Y yo quería ser ermitaño en su cuerpo. Retirarme allí a donde sólo me preocupase alimentarme de su boca. Porque Carolina detenía el tiempo y lo aceleraba. Porque Carolina siempre llegaba demasiado tarde, aunque llegase antes de lo acordado. Y sucedió como suceden las cosas que no se improvisan, con esa magia que tiene lo inolvidable. Carolina llegó un lunes por la tarde, con una de esas sonrisas que le dan un sentido a todo. Tenía pecas y el pelo rizado. Tenía las piernas largas como trampolines. Y cuando Carolina fumaba, cerraba los ojos, como si estuviese besando algún recuerdo. Yo me quedaba mirándola, como cuando uno ve una estrella fugaz y pide un deseo. “Acércate más, Carolina. Mírame, sonríe, dime que me echas de menos”. Y cuando me abrazaba con todas sus fuerzas, como si quisiera romperme, me iba arreglando. La tocaba. Lentamente la tocaba, mi mano iba andando por su piel como cuando uno camina disfrutando de un atardecer. Lentamente. Relamiendo cada centímetro como si estuviese descubriendo un nuevo planeta. Y luego hacíamos el amor. Y lo deshacíamos. Y lo volvíamos a hacer. Y así, porque no todas las rutinas matan tanto. Ay, dulce Carolina, good times never seemed so good…

La pequeña muerte

No nos da risa el amor cuando llega a lo más hondo de su viaje; a lo más alto de su vuelo: en lo más hondo, en lo más alto, nos arranca gemidos y quejidos, voces de dolor, aunque sea jubiloso dolor, lo que pensándolo bien nada tiene de raro, porque nacer es una alegría que duele. Pequeña muerte, llaman en Francia a la culminación del abrazo, que rompiéndonos nos junta y perdiéndonos nos encuentra y acabándonos nos empieza. Pequeña muerte, la llaman; pero grande, muy grande ha de ser, si matándonos nos nace.
Te quería como el que se rasca la herida o se arranca las costras. Como aquel que no sabe hasta cuándo va a ser sano perpetuar la adicción a tu boca. Como aquel atardecer tan bonito que hace llorar, o como ese no puedo más pero voy a seguir, por si acaso. Por si al final vale la pena intentarlo, aunque las segundas partes nunca fueron buenas, y mucho menos las terceras, en las que ya a veces me olvido de qué era lo que me ataba a ti. La soledad, recuerdo. Y si el mundo gira tan rápido, nunca dejes que lo haga lo suficiente como para dejarnos atrás. Cualquier lugar me parece un andén sacado del contexto de esperarte. Seremos esa necesidad de que alguien nos necesite. De que alguien nos lo necesite todo, incluso esos defectos que seguimos manteniendo por si algún día son lo único que tenemos. Estaremos jugando demasiado mal, o violentamente, a dedicarle demasiada importancia a los domingos. Ojalá entendieses que hay tormentas que no calan, pero que hacen temblar. Que hay falsas esperanzas que siguen manteniéndonos vivos. Si ya por saber sólo sé las lecciones que nunca me enseñaron tus labios. Y ese mantener el equilibrio mientras corro por la delgada linea que separa el tocar fondo de sentirme libre. Qué desastre más bonito el no saber qué hacer mañana, si sobrevivir o esperar a que tu ausencia me de la extremaunción.





Nos quisimos tanto a ratos que dolía todo el tiempo.
"... Porque, sin buscarte, te ando encontrando por todos lados, principalmente cuando cierro los ojos..."

sábado, 5 de abril de 2014

Capítulo 93

Obra de Le Corbusier
Amor mío, no te quiero por vos ni por mí ni por los dos juntos, no te quiero porque la sangre me llame a quererte, te quiero porque no sos mía, porque estás del otro lado, ahí donde me invitás a saltar y no puedo dar el salto, porque en lo más profundo de la posesión no estás en mí, no te alcanzo, no paso de tu cuerpo, de tu risa, hay horas en que me atormenta que me ames (cómo te gusta usar el verbo amar, con qué cursilería lo vas dejando caer sobre los platos y las sábanas y los autobuses), me atormenta tu amor que no me sirve de puente porque un puente no se sostiene de un solo lado, jamás
Wright ni Le Corbusier van a hacer un puente sostenido de un solo lado, y no me mires con esos ojos de pájaro, para vos la operación del amor es tan sencilla, te curarás antes que yo y eso que me querés como yo no te quiero. Claro que te curarás, porque vivís en la salud, después de mí será cualquier otro, eso se cambia como los corpiños.

miércoles, 2 de abril de 2014

La noche / 1

No consigo dormir. Tengo una mujer atravesada entre los párpados. Si pudiera, le diría que se vaya; pero tengo una mujer atravesada en la garganta.

No volvieron más - CJS.



Por los sueños que se hundieron allá. Y acá. Eterno reconocimiento a los ex Combatientes de Malvinas.
RECORDAR: Del latín re-cordis, volver a pasar por el corazón.