martes, 29 de noviembre de 2011


Se aprende lo valioso de un abrazo en plena soledad.
La delicia del tacto de aquella mano cuando la dejas ir.
Lo maravilloso que es el sonido del mar, cuando buscas silencio.
La importancia de un aroma cuando esa persona ya no despierta a tu lado.
La valentía de dejarse observar por esa mirada que desnuda, cuando el cuerpo no responde.
Y el significado de ese primer beso, cuando acabas de dar el último.

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Suspiros olvidados