viernes, 30 de diciembre de 2011

-Entonces me agarré a él y quise no soltarme nunca. Quise oírlo día tras día, quise conservarlo por siempre en aquel lado de la cama, con sus giros, con sus piruetas, con su sonrisa, con sus celos...Te juro que quise tenerlo ahí, para mí, por siempre... 
-¿Y qué te lo impide?
-La cobardía de quererlo supongo
-¿Él qué piensa? 
-Sólo sonríe y dice ''Últimamente soy feliz". Cuando me mira, te juro que... 
-Que...¿Qué? 
-Que siento que me quiere.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Suspiros olvidados