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lunes, 1 de febrero de 2010

I sometimes wanna cry

Algo me dice que tú mientes
cuando escucho esas palabras de tu voz. Que aún me amas, que me extrañas o acaso te conmueves de mi amor. A veces quiero llorar. A veces quiero gritar.
Fuiste tú mi gran anhelo, tentación de mis deseos, sólo tú. (sólo tú)
Mi cuerpo lleva tus huellas. Me robaste la inocencia y mi luz.Sabes que pienso si esa noche la recuerdas como la recuerdo yo. Más bien lo dudo, yo era virgen y tú, mejor ni hablar. No,no,no,no,no,no ¿Qué gana un hombre si es culpable o inocente?Siempre sale perdedor. Si somos infieles, somos perros,y si fiel,el ejemplo es mi canción.

sábado, 2 de enero de 2010

Tus mentiras

Una mentira puede ser tan gratificante, tan tranquilizadora. Puede decirse para un bien, para no preocupar, para hacer feliz a una persona. Pero también una mentira puede ser a la vez muy cruel y dolorosa. Puede decirse para lastimar, y crearle una desdicha a alguien. Se dice que una mentira puede ser grande, o piadosa; que siempre tiene "patas cortas", que tarde o temprano la verdad siempre sale a la luz. Pero por supuesto, una mentira no sólo está compuesta por el creador, por el "mentiroso", sino que la mentira también necesita de una "víctima", de alquien que crea en esa mentira, que piense que lo que se le está diciendo o haciendo llegar es la realidad, lo verdadero.

Fueron tantos meses de mentiras. Día tras día ver cómo me juraba en vano, cómo me miraba a los ojos simulando sinceridad. Creyendo que hacía lo correcto, al final me causó una herida que nunca se podrá sanar. ¿Cómo perdonar? Si hasta llegó a reírse de mis dudas... ¿Cómo olvidar? Si haciendo el amor también me mintió... ¿Cómo comprender? Habiéndole dado tantas oportunidades para confesar sus faltas... ¿Cómo aceptarlo? Habiéndole dado todo lo que podía dar. ¿Cómo se puede volver a confiar? Si CUANTO MÁS DURA UNA MENTIRA, MÁS DOLOROSA ES LA VERDAD...

Mi confianza la perdiste por la falta de sinceridad que no me pudiste brindar. Tus mentiras le quitaron luz a mi mirada, la que siempre creyó en ti. Mi cabeza me decía que mentías, pero lo único que podía ver era que me estabas diciendo la verdad. Mi corazón no sabía hacía donde correr, por él te perdoné creyendo que podía soportar la realidad. Pero ese día llegó; mi cabeza me reprocha el no haberla escuchado; mi mirada, ya perdida, me pide perdón por su equivocación; y mi corazón nuevamente desconoce su rumbo. MIS DISCULPAS LAS TENÉS, PERO MI OLVIDO JAMÁS.