domingo, 23 de febrero de 2014

Sesenta y dos

[...] - Déjate de bromas. De acuerdo, ahí voy. Yo estoy muy bien contigo, me gusta escucharte, me gusta hablarte de mi trabajo y me gusta todo lo que hacemos juntos... 
Niki se vuelve hacia él y lo mira con una leve sonrisa maliciosa.
- Sí, Niki, sí, sobre todo eso o, mejor dicho, también eso... Lo que pasa es tú a lo mejor tienes muchas expectativas. Piensas que durará, y en cambio yo no sé lo que ocurrirá. Nadie puede saberlo. Y justo por eso quiero poder sentirme tranquilo con todas mis elecciones, sin hipotecar nada. No quisiera tener, aunque se trate de una historia simple y bella, responsabilidades.
 [...] - ("No sé, no sé quién eres. No sé que serás. No sé qué será de nosotros. Lo sabremos sólo viviendo.")
 [...] ("Por eso temo esta ternura, ahora que nuestra aventura es una historia ya verdadera, ¡deseo tanto que seas sincera!")
 [...] - Alex, el que tiene que decidir eres tú. En mi opinión, es sólo una cuestión de miedo. 
- ¿Miedo?
 - Miedo a amar. Repito, ¿qué puede haber más hermoso? ¿Qué riesgo mayor vale la pena correr? Con lo bonito que es entregarse a la otra persona, confiar en ella y no pensar en nada más que en verla sonreír. [...] El amor más hermoso es un cálculo equivocado, una excepción que confirma la regla, aquello para lo que siempre habías utilizado la palabra "nunca". Qué tengo que ver yo con tu pasado, yo soy una variable enloquecida de tu vida. Pero no voy a convencerte de ello. El amor no es sabiduría, es locura...

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Suspiros olvidados