
martes, 31 de marzo de 2015
Un minuto... Un año... Un siglo

Mis olvidos tratan sobre:
Cuentos para leer sin rímel,
Poldy Bird
lunes, 23 de marzo de 2015
El dragón y la princesa - XVII
"- [...] Justamente te haría mal porque te quiero ¿no comprendes? Uno no hace mal a la gente que le es indiferente. [...]"
Mis olvidos tratan sobre:
Ernesto Sabato,
Sobre héroes y tumbas
Two night stand
- "[...] Lo que digo es que hay un montón de cosas que no sé de ti y hay mucho que tenemos que hablar. Me pasé dos noches contigo y eso no es suficiente tiempo. Dame más tiempo, por favor."
jueves, 19 de marzo de 2015
Regálame un atardecer

viernes, 13 de marzo de 2015
La fuerza del corazón
Mírame, en nada me consigo concentrar. Ando despistado, todo lo hago mal. Soy un desastre y no sé qué está pasando.
Me gustas a rabiar, te deseo, me llegas a desesperar.
Es tan grande lo que siento por ti que tenerte no bastará. ¿Qué es esto que me invita a vivir, que me da la ilusión,
qué será esa fuerza que a todos nos une de dos en dos,
será la fuerza del corazón? Hace que te abrace y los cuerpos lleguen a estorbar.
Tiemblo sólo con la idea de rozar
tus labios llenos
de besos nuevos.
No puedo dormir, robas mi tranquilidad.
Alguien ha bordado tu cuerpo con hilos de mi ansiedad.
De cinturón tus piernas cruzadas, en mi espalda un reloj,
donde tus dedos son las agujas y dan cuerda a este motor,
que es la fuerza del corazón.
Es la fuerza que te lleva, que te empuja y que te llena, que te arrastra y que te acerca a Dios.
Es un sentimiento, casi una obsesión,
si la fuerza es del corazón. Es algo que te lía, una descarga de energía que te va quitando la razón.
Te hace tropezar, te crea confusión,
seguro que es la fuerza del corazón.
Es la fuerza que te lleva.
No puedo pensar, tendría que cuidarme más.
Como poco pierdo la vida y luego me la das. ¿Qué es lo que va cegando al amante que va por ahí de señor, y no es más que un chiquillo, travieso, provocador,
será la fuerza del corazón?
Mis olvidos tratan sobre:
Ale Sanz ♥,
Ricardo Siri Liniers
miércoles, 4 de febrero de 2015
There'll be a piece of you in me, always

Querida Catherine. He estado sentado aquí pensando en todas las cosas por las que quiero disculparme. Todo el dolor que nos causamos mutuamente. De todo por lo que te culpé. Todo lo que necesitaba que fueras o dijeras. Lamento eso. Siempre te amaré porque crecimos juntos. Y me ayudaste a ser quien soy. Solo quería que supieras que siempre habrá una parte de ti dentro de mí. Y estoy agradecido por eso. En quien sea que te conviertas y donde sea que te encuentres en el mundo te envío mi amor. Eres mi amiga hasta el final. Con amor, Theodore.
Encontrar rumbos nuevos
No está mal
que bailes desnuda
sobre el agua del mar
si te quieres ver así.
Hay lugar
aunque crea que
esto no da para más,
no importa
que te rías de mí. ¿Cuándo podrás
amar sin complejos? Para salir del tedio
destapá algún sueño.
Da para más
que desear el confort
teniendo un control,
no quiero terminar así.
Caminar,
sólo andar buscando
lo que me hace bien,
el lastre vamos a despedir. ¿Quién nos puede decir
qué es lo correcto?
Mis olvidos tratan sobre:
Las Pelotas,
Ricardo Siri Liniers
miércoles, 28 de enero de 2015
25
— Pero el amor también podría ser eso —dijo Gregorovius—. Qué maravilla estar admirando a los peces en su pecera y de golpe verlos pasar al aire libre, irse como palomas. Una esperanza idiota, claro. Todos retrocedemos por miedo de frotarnos la nariz contra algo desagradable.
martes, 27 de enero de 2015
Mis olvidos tratan sobre:
Lo mejor de mí,
Nicholas Sparks,
The best of me
jueves, 22 de enero de 2015
Soltar
Éramos 40 desconocidos y yo. Entre un cuerpo y el otro, se filtraban los rayos de sol y un silencio expectante. Era mi primer día de formación como Coach. Y la consigna de nuestro Facilitador fue simple:
Caminá libremente por el lugar. Encontrate con una persona. Parate frente a ella. Por un momento, mirala a los ojos. Y luego decile una de las siguientes frases, la que sientas:
“Te elijo”
“No te elijo”
“No sé si te elijo”
No tenía claro para qué teníamos que elegir al otro (¿como amigos? ¿como pareja? ¿como qué cosa?). Nadie nos explicó. Y tampoco importaba. A veces, la magia reside en el misterio de no saber. Acepté las reglas del juego, respiré profundo y me lancé. Y a la par de mi manada de perfectos extraños, bailé una danza intensa de amor y rechazo. A veces yo elegía al otro, y el otro no me elegía a mí. Entonces, sobrevenía un microsegundo de dolor y desencuentro. “¿Cómo que no me eligió, si yo lo estoy eligiendo? ¿Acaso no ve lo que valgo?”, pensaba indignada. A veces, el otro me elegía y algo dentro mío me llevaba, sin saber muy bien por qué, a decirle que yo no. Y recuerdo mi sensación de culpa hacia el otro. “Pobre, ¿se sentirá rechazado?”. Me costaba irme. Me quería quedar a explicarle que no era personal, que igual podíamos tomar un café, que ya iba a encontrar a alguien que sí lo eligiera, que era un ser valioso. Pero no había espacio para nada de eso. Había que buscar una nueva persona, porque el ejercicio seguía. Había que soltar, porque la vida seguía. Y en otros casos, sólo algunos casos… Sucedía la magia. Porque de repente llegaba un extraño no tan extraño. Un desconocido que tenía algo de familiar en su mirada. Y desde el más bello absurdo (porque estas cosas de lógica no tienen nada), el silencio dejaba paso a dos bocas que ya sabían lo que querían decir. Y la tarde nos escuchaba elevar al unísono un “Te Elijo”: Claro, alegre, de ida y vuelta. Un “Te elijo” mutuo, natural y fluido. Y qué lindo es sentir que ese que vos elegís, también te elige. Que cuando vos apostás, el otro también apuesta por vos. ¿Cómo no amar esos momentos? Si tenían gusto a eternidad, a “estamos vivos”, a sol de media tarde, a “juntos todo es posible”. Hoy, a dos años de aquella intensa experiencia, comprendí que los vínculos humanos funcionan exactamente igual. Por momentos, las personas nos amamos, nos elegimos, nos incluimos, nos damos la bienvenida, y nos abrazamos. Y en otros momentos, nos desterramos, nos excluimos, nos rechazamos y nos ignoramos. Como en aquel ejercicio de Coaching, a veces somos elegidos con el corazón, con el cuerpo, con locura. Y a veces, todo el amor que damos jamás será suficiente para el otro. No porque no sepamos dar, sino porque ese otro no está ahí con brazos abiertos para recibir lo que queremos ofrendarle. En este viaje increíble de regreso a mi propia vulnerabilidad, estoy aprendiendo algo clave: Hay personas que nunca te van a amar, hagas lo que hagas cualquier excusa que encuentren será motivo suficiente para alejarse. Pero también hay otras que te van a amar, a vos y a todas tus imperfecciones, no importa lo que hagas. Enterito, así tal como sos. Y van a superar cualquier obstáculo con tal de acortar distancias, de resolver diferencias, de sanar heridas, de caminar a la par tuyo. Quizá, la sabiduría reside en aprender a distinguir a estas dos clases de personas, y a desapegarnos de aquellas que no quieren jugar nuestro juego. Soltar expectativas acerca de quién debería elegirnos, y a quién deberíamos elegir. Y por fin, amigarse con el dolor de perder. Convertirnos en adultos implica danzar con fluidez este baile de conexión y desconexión con los otros. Implica aprender a tomar y soltar personas, pasados, expectativas, sueños e ilusiones. Tomar y soltar, una y otra vez. Qué intensas serían nuestras relaciones, si pudiésemos amar con todo el compromiso mientras el amor exista, y desapegarnos respetuosamente cuando lo que queda es apenas el cadáver de lo que fue. Porque a veces amamos sin compromiso, y eso no está bueno. Y a veces nos negamos a separarnos de eso que perdimos, y vivimos mirando hacia atrás, como esperando que nuestros muertos resuciten. Se ve por todos lados. Lo he visto en mí: muchos de nosotros somos sumamente obedientes. Y en un acto de lealtad al amor ausente, preferimos convivir con el dolor antes que con el vacío de no tener lo que alguna vez sí tuvimos. Porque al menos, nos queda un corazón que duele. Y eso es mejor que la nada. Tranquilo... respirá. Vos, yo y todos andamos por este viaje aprendiendo. Nadie te enseñó, no naciste con Manual de Instrucciones. Por eso hoy quiero contarte lo que estoy aprendiendo yo, y quizás te sirva en tu viaje: A veces, no soltar es morir. Y lo que nos devuelve a la vida es soltar eso mismo que alguna vez nos salvó. Soltar ese que fuimos. Soltar el que podríamos haber sido y no seremos. Soltar los sueños rotos. Soltar trabajos que no tenemos. Soltar personas que ya no están. ¿Y por qué soltar? Porque la vida, muchachos, se mira hacia adelante. Porque todo el tiempo que pases enamorado de tu espejo retrovisor, es tiempo que perdés de mirar a este que estás siendo hoy. A los que sí están caminando a la par tuyo. Y más aún, a los que todavía no conociste, y te están esperando para que brilles con esa luz propia de los que se amigan consigo mismos. Soltar para recibir lo que viene. Deshabitar el ayer, porque es una casa en la que ya no estás viviendo. Vaciarte, porque un par de puños cerrados no pueden abrazar el futuro. Honrar aquel que te trajo hasta acá (vos mismo), honrar los que caminaron con vos hasta acá, honrar tus aprendizajes. Honrar lo que podría haber sido y no fue. Y desde la fe más ciega y absoluta… y sin la más remota idea de lo que vendrá… y a la par de los miedos que duermen en la almohada de al lado… y con la ternura vulnerable de quien acepta su pasado y se abraza a su presente… regar una vez más tu jardín.
“Te elijo”
“No te elijo”
“No sé si te elijo”
No tenía claro para qué teníamos que elegir al otro (¿como amigos? ¿como pareja? ¿como qué cosa?). Nadie nos explicó. Y tampoco importaba. A veces, la magia reside en el misterio de no saber. Acepté las reglas del juego, respiré profundo y me lancé. Y a la par de mi manada de perfectos extraños, bailé una danza intensa de amor y rechazo. A veces yo elegía al otro, y el otro no me elegía a mí. Entonces, sobrevenía un microsegundo de dolor y desencuentro. “¿Cómo que no me eligió, si yo lo estoy eligiendo? ¿Acaso no ve lo que valgo?”, pensaba indignada. A veces, el otro me elegía y algo dentro mío me llevaba, sin saber muy bien por qué, a decirle que yo no. Y recuerdo mi sensación de culpa hacia el otro. “Pobre, ¿se sentirá rechazado?”. Me costaba irme. Me quería quedar a explicarle que no era personal, que igual podíamos tomar un café, que ya iba a encontrar a alguien que sí lo eligiera, que era un ser valioso. Pero no había espacio para nada de eso. Había que buscar una nueva persona, porque el ejercicio seguía. Había que soltar, porque la vida seguía. Y en otros casos, sólo algunos casos… Sucedía la magia. Porque de repente llegaba un extraño no tan extraño. Un desconocido que tenía algo de familiar en su mirada. Y desde el más bello absurdo (porque estas cosas de lógica no tienen nada), el silencio dejaba paso a dos bocas que ya sabían lo que querían decir. Y la tarde nos escuchaba elevar al unísono un “Te Elijo”: Claro, alegre, de ida y vuelta. Un “Te elijo” mutuo, natural y fluido. Y qué lindo es sentir que ese que vos elegís, también te elige. Que cuando vos apostás, el otro también apuesta por vos. ¿Cómo no amar esos momentos? Si tenían gusto a eternidad, a “estamos vivos”, a sol de media tarde, a “juntos todo es posible”. Hoy, a dos años de aquella intensa experiencia, comprendí que los vínculos humanos funcionan exactamente igual. Por momentos, las personas nos amamos, nos elegimos, nos incluimos, nos damos la bienvenida, y nos abrazamos. Y en otros momentos, nos desterramos, nos excluimos, nos rechazamos y nos ignoramos. Como en aquel ejercicio de Coaching, a veces somos elegidos con el corazón, con el cuerpo, con locura. Y a veces, todo el amor que damos jamás será suficiente para el otro. No porque no sepamos dar, sino porque ese otro no está ahí con brazos abiertos para recibir lo que queremos ofrendarle. En este viaje increíble de regreso a mi propia vulnerabilidad, estoy aprendiendo algo clave: Hay personas que nunca te van a amar, hagas lo que hagas cualquier excusa que encuentren será motivo suficiente para alejarse. Pero también hay otras que te van a amar, a vos y a todas tus imperfecciones, no importa lo que hagas. Enterito, así tal como sos. Y van a superar cualquier obstáculo con tal de acortar distancias, de resolver diferencias, de sanar heridas, de caminar a la par tuyo. Quizá, la sabiduría reside en aprender a distinguir a estas dos clases de personas, y a desapegarnos de aquellas que no quieren jugar nuestro juego. Soltar expectativas acerca de quién debería elegirnos, y a quién deberíamos elegir. Y por fin, amigarse con el dolor de perder. Convertirnos en adultos implica danzar con fluidez este baile de conexión y desconexión con los otros. Implica aprender a tomar y soltar personas, pasados, expectativas, sueños e ilusiones. Tomar y soltar, una y otra vez. Qué intensas serían nuestras relaciones, si pudiésemos amar con todo el compromiso mientras el amor exista, y desapegarnos respetuosamente cuando lo que queda es apenas el cadáver de lo que fue. Porque a veces amamos sin compromiso, y eso no está bueno. Y a veces nos negamos a separarnos de eso que perdimos, y vivimos mirando hacia atrás, como esperando que nuestros muertos resuciten. Se ve por todos lados. Lo he visto en mí: muchos de nosotros somos sumamente obedientes. Y en un acto de lealtad al amor ausente, preferimos convivir con el dolor antes que con el vacío de no tener lo que alguna vez sí tuvimos. Porque al menos, nos queda un corazón que duele. Y eso es mejor que la nada. Tranquilo... respirá. Vos, yo y todos andamos por este viaje aprendiendo. Nadie te enseñó, no naciste con Manual de Instrucciones. Por eso hoy quiero contarte lo que estoy aprendiendo yo, y quizás te sirva en tu viaje: A veces, no soltar es morir. Y lo que nos devuelve a la vida es soltar eso mismo que alguna vez nos salvó. Soltar ese que fuimos. Soltar el que podríamos haber sido y no seremos. Soltar los sueños rotos. Soltar trabajos que no tenemos. Soltar personas que ya no están. ¿Y por qué soltar? Porque la vida, muchachos, se mira hacia adelante. Porque todo el tiempo que pases enamorado de tu espejo retrovisor, es tiempo que perdés de mirar a este que estás siendo hoy. A los que sí están caminando a la par tuyo. Y más aún, a los que todavía no conociste, y te están esperando para que brilles con esa luz propia de los que se amigan consigo mismos. Soltar para recibir lo que viene. Deshabitar el ayer, porque es una casa en la que ya no estás viviendo. Vaciarte, porque un par de puños cerrados no pueden abrazar el futuro. Honrar aquel que te trajo hasta acá (vos mismo), honrar los que caminaron con vos hasta acá, honrar tus aprendizajes. Honrar lo que podría haber sido y no fue. Y desde la fe más ciega y absoluta… y sin la más remota idea de lo que vendrá… y a la par de los miedos que duermen en la almohada de al lado… y con la ternura vulnerable de quien acepta su pasado y se abraza a su presente… regar una vez más tu jardín.
Mis olvidos tratan sobre:
Desapego,
Natalia Sarro,
Ricardo Siri Liniers,
Soltar
I - El dragón y la princesa
—Sufrí con ella tanto que muchas veces estuve al borde del suicidio.
"Y, no obstante, aun así, aun sabiendo de antemano todo lo que luego me sucedió, habría corrido a su lado." [...]
—Me fascinaba —agregó Martín— como un abismo tenebroso y si me desesperaba era precisamente porque la quería y la necesitaba. ¿Cómo ha de desesperarnos algo que nos resulta indiferente?
Mis olvidos tratan sobre:
Ernesto Sabato,
Sobre héroes y tumbas
domingo, 11 de enero de 2015
Bombachitas rosas
Muchos días quise hablar, muchas sombras hay acá. Cuando te busco no estás, cuando te encuentro, te vas. Te vas. Si sabés qué voy a hacer, no me quieras convencer. Siempre mirando hacia atrás, nunca, nunca más entenderás. Nunca entenderás. Entras en mi casa hoy, tienes miedo a lo que soy. Tu sonrisa se me va, si sabés muy bien adónde voy... Adónde voy. Muy lejos te vas.
Mis olvidos tratan sobre:
Acción Poética,
Las Pelotas
"... you make it impossible for me to hate you."

“Te quiero cuando tienes frío estando a 21º, te quiero cuando tardas una hora para pedir un bocadillo, adoro la arruga que se te forma aquí cuando me miras como si estuviera loco, te quiero cuando después de pasar el día contigo mi ropa huele a tu perfume y quiero que seas tú la última persona con la que hable antes de dormirme por las noches. [...]"
Mis olvidos tratan sobre:
Cuando Harry Encontró a Sally,
When Harry met Sally
viernes, 9 de enero de 2015
Año nuevo

2014, me hiciste muy feliz. Aprendizajes por doquier, superaciones personales, experiencias nuevas, madurez. Nuevas amistades, nuevos hábitos, nuevos lugares recorridos, mucho baile y mucha pasión. Y sobre todo, un año aprendiendo a soltar aquello que nos ata y no nos deja avanzar. Ley de atracción, mirar hacia delante y nunca desistir. Si bien en sí no significa la gran cosa, simplemente el año cambia de número, es casi inevitable hacer un balance y proyectar energías y objetivos para los meses que se vienen. En mi caso particular, pasé un 2013 muy duro, y cuando finalizó, no pensé en ningún "Año nuevo, vida nueva" o algo por el estilo, fui consciente que para que las cosas cambien, principalmente yo tenía que cambiar. Y el cambio es constante, hoy lo comprendo y brindo por ello.
VIVIR, SÓLO CUESTA VIDA
miércoles, 24 de diciembre de 2014

[...] – ¿Ve usted lo que llevo en el cuello?
– Una corbata.
– Muy bien. Su respuesta es lógica, coherente con una persona absolutamente normal: ¡una corbata!
» Un loco sin embargo, diría que tengo en el cuello una tela de color, ridícula, inútil, atada de una manera complicada, que dificulta los movimientos de la cabeza y exige un esfuerzo mayor para que el aire entre a los pulmones. Si me distraigo estando cerca de un ventilador, puedo morir estrangulado por ese trapo.
» Si un loco me pregunta para qué sirve una corbata, le tendría que contestar: absolutamente para nada. Ni siquiera como adorno, porque hoy en día se ha convertido en símbolo de esclavitud, poder, distanciamiento. La única utilidad de la corbata consiste en llegar a casa y quitársela, para tener la sensación de que estamos libres de algo que ni sabemos qué es. [...]
Mis olvidos tratan sobre:
Paulo Coelho,
Verónika decide morir,
Veronika decides to die
Ojos color sol

Mis olvidos tratan sobre:
Calle 13,
Silvio Rodríguez
Las intuiciones se tienen o no se tienen
[...] Muy pronto me sentiré como esas personas felices, en cualquier momento a partir de ahora, sin importarme amigos ni amante ni lo que contiene ni nada. Lo veo. Y lo imagino sonriendo. Te lo prometo Ed, también se lo estoy diciendo a Al, tengo una intuición.
Mis olvidos tratan sobre:
Daniel Handler,
Y por eso rompimos
martes, 23 de diciembre de 2014
23
domingo, 7 de diciembre de 2014
Respira. Sonríe

Y con respecto a los sueños... Si hay fronteras, ¡que sean para cruzarlas!
"Tenemos que obligar a la realidad a que responda a nuestros sueños, hay que seguir soñando hasta abolir la falsa frontera entre lo ilusorio y lo tangible, hasta realizarnos y descubrirnos que el paraíso estaba ahí, a la vuelta de todas las esquinas."
Pararse en el punto más alto que encontremos, abrir los brazos y dejar que el viento nos lleve. Vivir, bailar, brindar y amar.
Hacía de ella lo que quería
La había sentido tan cerca en la noche que percibía el rumor de su aliento en el dormitorio, y los latidos de su mejilla en mi almohada. Sólo así entendí que hubiéramos podido hacer tanto en tan poco tiempo. (...) Desde entonces la tuve en la memoria con tal nitidez que hacía de ella lo que quería.
Mis olvidos tratan sobre:
Gabriel García Márquez,
Memoria de mis putas tristes
Para estar

sábado, 1 de noviembre de 2014
Pero a mí me gustabas así...
viernes, 31 de octubre de 2014
Banana pancakes
Can't you see that it's just raining?
Ain't no need to go outside...
But, baby, you hardly even notice, when I try to show you this song is meant to keep you from doing what you're supposed to.
Waking up too early, maybe we can sleep in. Make you banana pancakes. Pretend like it's the weekend now.
And we could pretend it all the time.
Can't you see that it's just raining?
There ain't no need to go outside.
But just maybe, like a ukulele momma made a baby. Really don't mind the practice
'cause you're my little lady, lady, lady, love me
'cause I love to lay here lazy.
We could close the curtains, pretend like there's no world outside, and we could pretend it all the time.
Can't you see that it's just raining?
There ain't no need to go outside.
Ain't no need, ain't no need, mmm, mmm, can't you see, can't you see?
Rain all day, and I don't mind but the telephone is singing, ringing. It's too early. Don't pick it up, we don't need to. We got everything we need right here, and everything we need is enough.
Just so easy. When the whole world fits inside of your arms, do we really need to pay attention to the alarm?
Wake up slow, mmm mm, wake up slow.
Mis olvidos tratan sobre:
Jack Johnson,
Ricardo Siri Liniers
Y sintió la necesidad de volver y por lo menos decir...
Mis olvidos tratan sobre:
Eduardo Galeano,
La canción de nosotros
lunes, 4 de agosto de 2014
Te quiero, pero no deseo luchar contra el destino. Disfrutaré de vez en cuando de tu recuerdo que seguirá alterándome.
Mis olvidos tratan sobre:
Acción Poética,
Mario Benedetti
miércoles, 30 de julio de 2014
Nunca nos íbamos del todo
Había algo en nosotros que siempre nos hacía regresar. No sé aún si era el amor, o si es que nunca nos íbamos del todo.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)