viernes, 23 de mayo de 2014

Me sentía tan conmovido y enamorado mientras le besaba el cuello, las manos, le mordía despacito la oreja, le pasaba los labios por la nariz, los ojos o enredaba mis dedos en sus cabellos, que a ratos se me perdía lo que iba diciéndome. También su voz sufría altibajos, a veces se debilitaba hasta ser un susurro.

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Suspiros olvidados